Embobada miraba el horizonte y como una niña pedía cada noche el mismo deseo a la estrella que miraba y desaparecía.
El deseo parecía que no se cumpliera nunca pero no dejaba de pedirlo con todas sus fuerzas porque... ¿y si alguna vez funcionaba?
Al otro lado de la bahía aquel faro abandonado brillaba cada noche cuando su luz defectuosa y casi fundida quería.
Sonia Nickichucknez
Sonia Nickichucknez
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